Hospital Vernaza repatria a cardiólogos exitosos

Diario Expreso, Guayaquil. Un ambicioso proyecto de la Junta de Beneficencia de Guayaquil busca formar el mejor equipo cardiológico del país con médicos ecuatorianos que se especializaron en el exterior. Seducido por la idea de regresar a Ecuador después de 19 años, Luis Hallón dejó Argentina, el país donde se especializó como cardiólogo y en el que trabajó como médico de planta de la fundación Favaloro, una de las más prestigiosas de América Latina.

No fue una decisión fácil. Sus hijas Evelyn, de 13 años, y Camila, de 8, no querían radicarse en Guayaquil. El calor las irritaba. Pero la medicina es una carrera humanística y “en el fondo ese romanticismo es el que me hizo venir”, reconoce.

La propuesta era interesante: formar parte de un proyecto del hospital Luis Vernaza para traer de vuelta a médicos ecuatorianos que triunfaron en el exterior y conformar el mejor equipo cardiológico del país.

Llegó en enero de este año, pero antes que él Freddy Pow Chon Long había tomado el riesgo. En noviembre del año pasado arribó incentivado por su amigo y jefe del área de Cardiología del hospital, Ernesto Peñaherrera.

Recuerda con exactitud que fue el Día del Padre cuando se decidió volver al país que visitaba dos veces al año.

“Había que pensarlo mucho, tomando en cuenta que estaba viviendo económicamente bien en esos 18 años”.

Sin embargo, el reto era interesante. No solo era la oportunidad de integrar un grupo fuerte de cardiólogos, sino entrenar a otros galenos que no habían tenido la posibilidad de prepararse afuera.

A diferencia de Hallón, quien debe viajar constantemente a Argentina para visitar a su familia, Pow Chon Long ya tenía a la suya en Ecuador y cuenta con una amplia trayectoria que lo llevó a trabajar en el mayor centro cardiológico del país gaucho, la Fundación Favaloro.

Antes de venir, la Junta de Beneficencia de Guayaquil tomó sus precauciones. Un equipo viajó a Argentina a constatar el trabajo y trayectoria de los galenos y una vez que confirmaron su liderazgo, los contrató.

Peñaherrera conocía de su experiencia. Había trabajado con ellos en el mismo país y en la misma Fundación. No solo eso, allá se convirtieron en amigos, de aquellos que comparten los fines de semana y cumpleaños de los hijos. Por eso a la hora de asumir la jefatura de Cardiología y poner en marcha el proyecto no dudó en contactarlos.

“Cuando la Junta de Beneficencia detecta un médico ecuatoriano en el extranjero que tiene capacidades hace los contactos para ver si tiene interés y ganas de venir”, cuenta. Es allí cuando les habla de los avances del hospital e indaga en los requerimientos del galeno. De inmediato se ofrece oportunidades para que el médico desarrolle las habilidades que adquirió en el extranjero para beneficio de los pacientes de la ciudad.

Los contactos continúan con otro grupo de médicos de Argentina, Chile y Estados Unidos que están haciendo sus especialidades. Los resultados de la llegada de este grupo de galenos y de la experiencia de los demás (de los 25 del departamento 15 son especializados en el exterior) ya se palpan. Este equipo, gracias a un convenio de la Junta con el Club Rotario, ha colocado $ 125.000 en dispositivos, lo que implica 25 marcapasos, un desfibrilador y un resincronizador cardíaco.

>> los planes

El reencuentro de un grupo de amigos

Cuando se encontraron en Argentina, de inmediato surgió la conexión.
Ernesto Peñaherrera acababa de llegar en 1991 y en el país gaucho ya estaban radicados Luis Hallón y Freddy Pow Chon Long. Sus colegas no dudaron en guiarlo. Ellos ya conocían cómo funcionaba la Fundación Favaloro, el centro cardiológico más grande de Argentina.

Pero la relación fue más allá y se convirtieron en amigos. Salían los fines de semana y compartían las fiestas importantes. Las esposas afianzaban más esta relación, pues al sentirse en otro país, el pasar momentos juntas las ayudaba adaptarse a ese nuevo estilo de vida.

En esas charlas interminables sobre los nuevos avances científicos y el aprendizaje que iban adquiriendo, surgió la idea de que, algún día, estos galenos se juntarían en un proyecto privado con inversión propia.

En el 2000, Peñaherrera volvió a Ecuador. “Yo estuve dos años y medio sin ganar sueldo acá, viniendo todos los días. Cuando se abre la nueva estructura del hospital (Luis Vernaza), me contratan”, recuerda.

Este médico, quien se convirtió en jefe del servicio de Cardiología, pensó que para poner en marcha el proyecto del hospital que tenía como objetivo ubicar a este centro como el mejor del país, sus amigos y colegas eran los más idóneos.

La Junta conoció el currículo de los galenos propuestos y supo que eran los indicados.
Se reencontraron, aunque el contacto nunca lo perdieron, pues la internet los mantenía al tanto de los avances de cada uno y en sus visitas al Ecuador, Hallón y Pow Chon Long siempre visitaban a Peñaherrera.

El sueño se cumplió aunque no fue en un proyecto propio, pero sí en un hospital que les brindó todas las tecnologías que requirieron para dar una mejor atención a los pacientes de cardiología.

>> El proyecto

La planificación
El proyecto lo lidera la Junta de Beneficencia de Guayaquil con Óscar Orrantia, director de la Junta; Werner Moeller, inspector del hospital Luis Vernaza; y Antonio Ortega, director técnico del centro.

Los contactos
El año pasado se iniciaron las conversaciones y se lograron los primeros contactos que continúan hasta ahora.

Interesados
Al proyecto comienzan a vincularse otros galenos. Stewart Blum llegó hace poco de Argentina y espera ser contratado en el hospital.

Tomado de diario Expreso, 4 de septiembre de 2008

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