Diario El Universo. Guayaquil. Las llamas de un incendio son combatidas por voluntarios. Donde quedaron cenizas se levantan nuevas casas de caña u hormigón. Una mujer de escasos recursos es atendida gratuitamente en el nacimiento de su hijo; y, a la vez jóvenes se capacitan como microempresarios.
Estos son algunos de los servicios que brindan entidades a quienes más lo necesitan. Unas se constituyeron hace más de un siglo, otras tienen solo décadas pero su ayuda ha sido una constante en la historia de Guayaquil y también de otras ciudades. Prueba de ello son la Junta de Beneficencia de Guayaquil, la Cruz Roja, el Cuerpo de Bomberos, la Corporación Hogar de Cristo y Acorvol.
Solo estas cinco entidades mueven más de 145’000.000 de dólares en Guayaquil, los que consideran insuficientes para cubrir los gastos de mantenimiento de hospitales, escuelas, hospicios, colegios, capacitación a fundaciones, compra de equipos, sostener guarderías y a esto se suman el pago de personal y servicios básicos.
Por ejemplo, la Junta de Beneficencia de Guayaquil, creada en 1887, tiene un presupuesto anual de $ 120’000.000. Según su director, Werner Moeller, el 80% de los fondos se utiliza en el mantenimiento de los cuatro hospitales de la Junta: Luis Vernaza, Roberto Gilbert, la maternidad Enrique Sotomayor y el hospital Lorenzo Ponce mientras que el 20% se destina a hospicios, escuelas y colegios y pago a 6.500 empleados que laboran en la Junta, de los que 2.459 son médicos, enfermeros y auxiliares.
La atención que brinda ha crecido. Cuando se creó la Junta había 20.000 habitantes en la ciudad; actualmente la población es de 3’500.000. Además recibe a pacientes de Manabí, El Oro, Los Ríos y provincias de la Sierra.
Los fondos para mantener estos servicios, explica Moeller, provienen en un 67% de donaciones, legados y autogestión, en un 30% de la venta de lotería ( que aumentó en la Sierra) y en un 3% de aportes del Estado.
Pero estos valores no son suficientes. “La Junta de Beneficencia está muy necesitada de recursos, no le alcanzan sus ingresos para cubrir las demandas de salud y otros servicios que prestamos”, dice Moeller, quien se vinculó por primera vez a esta entidad en 1984 y que antes de ser director este año se desempeñó como presidente de la Cámara de Industrias de Guayaquil, director del Banco Bolivariano, entre otros.
Uno de los problemas que tiene la entidad son las 600 personas abandonadas en el hospital Lorenzo Ponce. La Junta ha asumido su cuidado, alimentación y medicinas.
“No tenemos un presupuesto para eso”, indica Moeller, quien además señala que hay una saturación en el área de emergencia del hospital Luis Vernaza.
Los 39 miembros de esta entidad, incluido Moeller, no reciben una remuneración.
Otro inconveniente es que las donaciones se han reducido en los últimos años.
El Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, otra de las instituciones emblemáticas de la ciudad, fundada en 1835, también enfrenta problemas a la hora de renovar y comprar equipos.
El jefe de Bomberos, Martín Cucalón, señala que hace diez años se atendían 3.500 emergencias anuales, actualmente se reportan más de 20.000.
Aunque tienen un presupuesto anual de $ 13’000.000, “Es un presupuesto lamentablemente muy bajo que no alcanza”, lamenta Cucalón.
La cifra podría ser más alta si se cobrara impuestos al menos a un millón de medidores en Guayaquil, pues solo se lo hace a 530.000, explica el jefe del Cuerpo de Bomberos.
“Eso nos complica mucho…, se necesita de un incremento de 400.000 medidores para la ciudad, eso nos significa no recibir ingresos por $ 600.000 mensuales”, sostiene Cucalón.
Pero ese no es el único problema que genera la falta de medidores. El funcionario afirma que el 70% de los incendios que se producen en la ciudad se generan en barrios marginales, donde “un altísimo porcentaje se da por los problemas eléctricos, porque al no tener un medidor de luz y haber una variación de voltaje no hay nada que proteja o que por lo menos regule esa variación, sino que lo que lo regula es un fusible de plomo que se vuela y causa el incendio”, expresa.
A más del impuesto a los medidores, Cucalón señala que reciben un porcentaje de los prediales y de la tasa de servicio de funcionamiento. Pero indica que no reciben aporte municipal ni estatal, por ello considera que los bomberos deben estar adscritos a los cabildos.
Detalles
En sus cuatro hospitales reciben atención más de tres millones de personas al año.Junta de Beneficencia
Werner Moeller
Director de la Junta
“El voluntariado es una adicción, ese es el sentir de todos los miembros de la Junta de Beneficencia”.