(Diario El Universo, Guayaquil) “Al Luis Vernaza o al Guayaquil (llamado Abel Gilbert Pontón). No hay más para los pobres. Aunque la gran mayoría de los familiares prefieren el Vernaza”, definió un conductor de una ambulancia procedente de Milagro, que el pasado miércoles dejó a un paciente grave en el primer hospital porque en ese cantón no hay centros especializados para la población.
La maternidad Enrique Sotomayor, en el centro, y la Marianita de Jesús, en el suburbio; y los hospitales de niños Roberto Gilbert Elizalde, en el norte, y Francisco de Ycaza Bustamante, en el sureste, concentran una gran demanda de pacientes de Guayaquil, de otros cantones y de otras provincias, quienes en su lucha por vivir y sanarse abarrotan desde tempranas horas estas entidades.
Todos van en busca de salud y muchos desconocen que la Constitución garantiza este derecho en el art. 32 de la sección séptima, donde se habla de un acceso permanente, oportuno e integral. Tienen en común la condición socioeconómica, que va de la extrema pobreza a la media. Su única diferencia es la institución a la que acuden.
El Vernaza, la Sotomayor, el Roberto Gilbert y el Lorenzo Ponce se crearon en esta ciudad por medio del voluntariado y de la empresa privada (Junta de Beneficencia de Guayaquil) antes de que el Estado central edificara para la urbe los hospitales públicos, como el Abel Gilbert Pontón, que se creó en 1973, y el Francisco de Ycaza Bustamante, en 1985.
Así, la Junta de Beneficencia (entidad privada) estuvo a cargo de la salud en esta ciudad desde el 29 de enero de 1888, cuando se la creó mediante ordenanza municipal para cubrir las necesidades de la población existente, que el Estado central no atendía.
Para esa fecha (1888), el Luis Vernaza (que se fundó en la época de la Colonia) era el emblema, según referencias históricas, al prestar sus servicios a los pobres. Luego nació el Alejandro Mann (hoy Roberto Gilbert), el psiquiátrico Lorenzo Ponce y la maternidad Enrique Sotomayor. Desde ahí y conforme creció la población, sus salas se empezaron a llenar.
Situación que no ha cambiado hasta la actualidad en áreas como las de consulta externa y emergencia del hospital Vernaza, del Lorenzo Ponce, de la maternidad Sotomayor y del Roberto Gilbert, pese a que se cobra un rubro de $ 4 por consulta, según su tarifario.
En estos cuatros centros, en el 2009, recibieron a 659.803 pacientes (sin contar a los de procedimientos quirúrgicos y otros varios que llegan al millón), con 3’944.190 de atenciones médicas. De estos, el 40% es de otras provincias, el 20% de los cantones del Guayas y el restante 40%, de Guayaquil.
Y solo desde el 1 de enero hasta el 31 julio de este año han recibido a 440.587 pacientes con 2’510.006 de atenciones médicas. Y con 2.768 camas en total, señalan sus estadísticas. Esta cifra de atendidos se acerca al total de los que acogieron el año pasado (con una diferencia de 219.216 pacientes).
La falta de centros estatales especializados ha hecho que la ciudad se convierta en un punto de referencia en salud para el Ecuador ante las falencias en otras provincias, como sucedió con Gustavo Verdesoto, de 49 años, quien llegó con su hijo y dos hermanas el pasado jueves al Abel Gilbert desde Quevedo en busca de un cardiólogo, traumatólogo y médico general.
“Separé mi cita con antelación (por teléfono), era para las 10:00, pero está lento (a las 12:45) y toca de esperar. Vengo hasta acá porque la atención es gratis”, expresó Verdesoto, quien desconocía su derecho a recibir salud sin costo.
En la maternidad Marianita de Jesús (suburbio), las pacientes llegan antes de las 05:00 porque dicen que pese a tener cita, no quieren perder su turno. “La mastóloga de aquí es buena y nos dan medicinas gratis”, decían tres amigas que llegaron del km 8,5 vía a Daule.
Otras madres, en cambio, optan por ir a la privada Enrique Sotomayor por su trayectoria. “Para nosotras, las embarazadas, es gratis la consulta”, dijo Rocío Castro, de 22 años, quien llegó el pasado miércoles a las 08:30 procedente de Los Ríos.
Ese día, Castro madrugó y salió a las 03:00 de su provincia para llegar a tiempo a su cita en esta maternidad de la Junta. “Allá (en Los Ríos) no hay centros buenos y en esos subcentros es una perdedera de tiempo y de dinero, porque las medicinas me toca comprarlas afuera y esos médicos no van”, manifestó resignada al preguntársele por qué no va a los hospitales públicos.
No es la única que se queja de lo público. Una mala experiencia de sus familiares y de ella hizo que la manabita Rosa Sancán, de 44 años, opte por gastar “algo del dinero” que gana como empleada doméstica para hacerse operar unos miomas en la maternidad Sotomayor.
“Mi patrona pagó una parte y me trajo aquí porque en otro hospital (que prefiere que no se le publique el nombre) me decían que no tenía nada. Llegué acá y el médico me dijo que no podía esperar más allá de tres meses porque tenía los miomas regados. Tuvieron que sacarme el útero”, recuerda, al enfatizar la mala atención que recibió, al igual que sus familiares.
José Díaz García, de 61 años, llegó a las 08:00 al Vernaza el pasado miércoles, desde Daule, en busca de un otorrinolaringólogo y de un cardiólogo “bueno”, que aseguró no hay en su cantón. “Allá no hay un hospital como esto”, enfatizó, al decir que no acude a los públicos de Guayaquil porque los turnos se acaban temprano con tantos pacientes.
Cifras: Inversión
1.243’710.825,22
Dólares es la cifra que el Gobierno destinó para la salud en este año a nivel nacional.
1.085
Camas hay en 4 hospitales públicos de Guayaquil, donde en el 2009 se atendió a 507.658 pacientes.